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Entrevista y poemas de Luis Manuel Pérez Boitel.

"La Poesía es una gran sajadura [...] un acto de liberación [...] un modo hermoso de acercarse al ser humano."

 

La poesía de Luis Manuel Pérez Boitel (Remedios, Villa Clara, 1969) es una herida a la que el viento toca con el ardor del recuerdo. El poeta se sostiene frente al mar, frente a la arena hendida, frente a lo que deja la ciudad y la memoria en él, y cierra esa herida momentáneamente, como empuñándola con palabras.

 

El autor nos dice con templanza que “no se arrepiente de dedicarle todo su tiempo a la literatura”, y es que en la poesía encuentra sin duda, ese acto de liberación que se necesita para subsistir, para trazar puentes infinitos entre él  y sus lectores, para conectarlo todo, y encuentra la valiosa forma de proyectarse como el individuo desprovisto de todo artilugio material, para al final, recordarlo todo, lo que se fue y a los que se fueron, en una elegía contemplativa y fugaz.

 

Presentamos a continuación una entrevista realizada al poeta el mes de mayo del año 2016, y una breve selección de sus poemas contenidos en el libro Hay quien se despide en la arena que obtuvo el Premio Iberoamericano de Poesía Juegos Florales de Tegucigalpa 2010.

 

 

 

1.       Hemos  leído su poesía, y en lo particular, dentro de los poemas que más llamaron mi atención se encuentra el poema “Toda la flor del universo”, notamos en este poema, así como otros de su obra, que se profesa de una forma marcada un respeto por la tradición de la poesía en castellano, sobre todo por la línea marcada desde la poesía barroca, a saber; Góngora, Sor Juana, Gorostiza […], nos gustaría que nos comentara, sobre este respecto, cómo ha sido su acercamiento con la literatura Mexicana, y que nos platicara un poco sobre sus influencias literarias.

 

No tengo claro si mi poesía marca esa tradición de la lírica en castellano, hoy cuando el escenario de este género literario es cada vez más inasible y evidente la cantidad de escritores que están aportando a este siglo obras extraordinarias.  Tal vez lo evidente lo marcan ciertas vanguardias que, en la post modernidad, se puede afianzar al criterio de las elites literaria en cada país. Sin embargo, si bien Góngora mismo defendió conceptos como “poesía pura”, ciertamente en la actualidad se ha ido por el sendero de un barroquismo, visto como iceberg en el propio continente americano donde hay una hornada de escritores neobarrocos, diseminados en Argentina, Chile, México, Cuba.  Tal vez para ahondar en la lengua castellana el creador se afianza a lo ontológico para asumir la poesía.  Si bien en siglos pasados la repercusión de la poesía de autores españoles era realmente un precedente importante en este lado del mundo, léase desde la perspectiva de la obra de Juan Ramón Jiménez, los poetas de la reconocida generación del 27, entre otros, hoy la perspectiva del hombre americano es otra, de allí que los derroteros de su poesía y por tanto sus referentes literarios son otros.   No obstante, pudiera asumirse una tradición, en el marco de una valoración epistemológica, a partir de la diversidad de matices y búsquedas semánticas de este género literario, que se ha renovado constantemente, que ha servido para redescubrir al creador y auto justificarse en un marco temporal y espacial. 

 

El poema Toda la flor del universo pertenece al poemario Aún nos pertenece el otoño.  Fue este un libro que escribí en distintos momentos y después ese texto me ayudó a darle forma.  Pienso que la idea lezamiana de que “la poesía debe mostrarnos una tierra poseída, un cosmos gobernado de lo irreal-real” me ayudó mucho para atemperar mi propuesta escritural, de allí que asumo la creación como si fuera cada texto una parcela de esa tierra poseída, incluso como divertimento para entrelazar la realidad, esa circunstancia temporal y espacial de la que referí con el imaginario mismo, como fingimiento de una supuesta realidad.   Lezama, a quien reconozco como un maestro tutelar en mi vida, sostiene su barroquismo desde esa propuesta tan evidente de intentar traspasar la realidad desde lo irreal.    Es precisamente esa tesis la que se evidencia en un texto tan genial y paradigmático en la obra de José Lezama Lima, como Muerte de Narciso.   Memorables son estos versos:

 

 

Con qué seguro paso el mulo en el abismo. 

Lento es el mulo. Su misión no siente. 

Su destino frente a la piedra, piedra que sangra

creando la abierta risa en las granadas. 

(…)

Paso es el paso, cajas de aguas, fajando por Dios

el poderoso mulo duerme temblando.

Con sus ojos sentados y acuosos,

al fin el mulo árboles encaja en todo abismo.

 

 

No obstante, el barroquismo es diferente, en Lezama infiero que hay esa idea de edificar un barroco a partir del caos, el que se aprecia desde lo sensual que el poeta ha tenido reservado, a pesar de su distanciamiento con una realidad que interesaba conocer o que supuestamente conocía. Sin referir vasos comunicantes, y sólo mi admiración por la obra lezamiana, intento desde el texto que me refieres, asumir eso que llamaba el autor de Paradiso como tierra poseída, que es una propuesta escritural dialogante pero además que constantemente emplace al lector ante una realidad fantasmagórica.

 

Desde esa perspectiva he intentado asumir mi obra para replantearme esa realidad pues ciertamente hay un gran puente hacia lo irreal en esas demarcaciones que uno logra edificar con la poesía.  De allí que las influencias han sido varias.  La obra de José Martí por ejemplo es elemental. Heredia, Julián del Casal.  He leído a todos los poetas de Orígenes, el movimiento más importante literario que en la década del 50 ya tenía un gran reconocimiento en la vida intelectual cubana, hasta los actuales poetas cubanos.  Sin embargo, prefiero el legado de la poesía española también.  Soy un apasionado de la poesía de Cernuda, a tal modo que cuando viajé a España me llegué a Málaga para visitar Torremolinos y sus bellas playas.  De México, leo la poesía de José Emilio Pacheco, José Carlos Becerra, Eduardo Milán, Jorge Esquinca, Eduardo Langagne, Coral Bracho, Luis Armenta Malpica, entre otros autores.  Siempre aprendo de todos. 

 

 2.       ¿Qué opina de la llamada, Poesía Experimental que se está dando en diversas partes de Hispanoamérica?

 

Para mí todas las propuestas son interesantes, no creo que pueda validar una sobre otra.  Hay textos, apegados a esa tradición que me refieres.  En primera instancia, pudiéramos visualizar una zona en la creación poética que tiende a lo emotivo, otra zona que busca lo intelectivo y una tercera propuesta que puede afianzar una vertiente experimental.  Considero que es un verdadero atrevimiento esto de llamar una propuesta determinada como experimental, pues si lo vemos desde el acto de creación, toda poesía es experimental, aunque en la poesía visual se hace más palpable. 

 

Yo tengo un acercamiento a la poesía que se escribe ahora mismo en algunos países, tal vez porque tengo algunos amigos que me ayudan en ese intercambio que uno necesita tener.  Hoy tenemos una poesía tan distinta entre nosotros mismos como distintas son nuestras realidades geopolíticas. Mi acercamiento a esas propuestas está dado desde mi posición de un lector y me resulta sorprendente y extraordinario más allá de la diversidad de estéticas que uno descubre y desde la diversidad de realidades que hoy se funden en América, por ejemplo, el hecho de la dimensión del creador.

 

En ese contexto, se requiere un modo de pensar que tiene que ser diferente a siglos anteriores y de allí que esa zona de la poesía experimental es un modo de catapultar esa tradición de la que hemos estado dialogando a una dura realidad del hombre en estos años, sin renunciar incluso a escuchar un gran soneto, a leer una excelente décima o cualquier otra estructura de las reconocidas como clásicas.

 

3.       Menciónenos por favor, cuales son para usted, los autores imprescindibles de la literatura cubana de hoy en día.

 

Cuba es un territorio que necesita ser redescubierto.  “En esta extraña circunstancia de estar rodeado de agua por todas partes” como dijera Virgilio Piñera, uno percibe que en cualquier escenario del saber humano hay personas con un extraordinario talento. En el deporte, en la medicina, en la ciencia, en el arte, en todo, aquí hay siempre personas que se destacan. Quizás, se puede tener una idea hasta distorsionada de lo que está pasando ahora mismo en la literaria de mi país.  Nadie sabe, incluso yo no tengo mucha claridad pues las referencias no siempre la dan las editoriales ni tampoco las publicaciones periódicas.  Y lo digo con toda sinceridad pues en ocasiones se articulan criterios a partir de una Revista literaria y hasta uno llega a creer que eso que dicen es la verdad y no otra.  De allí que por motivos diversos he estado algo distante de muchas cosas en mi “islita”.

 

Considero que la obra de Fina García Marruz, es de una vitalidad extraordinaria.  Recuerdo que yo cuando niño conocí la obra de José Martí, en particular sus versos sencillos por los ensayos de esta autora integrante del movimiento Orígenes.   Entonces tuve el atrevimiento de leer a Martí por las valoraciones tan geniales que hacía Fina.  Ella fue la que me cautivó a leer al Apóstol, ella me sedujo cuando yo apenas tendría 9 años.  Su poesía es tan inmensa como desconocida. 

 

La obra de José Kozer me parece también sorprendente y admiro mucho el modo en que concibe sus poemarios.  La impronta de la obra de este autor cubano que reside en los Estados Unidos requiere valoraciones historiográficas pues considero estamos en presencia de un autor fundacional en el panorama de nuestras letras.

 

4.       ¿Qué es lo que más le gusta de México?

 

Creo que la cultura mexicana es extraordinaria en todos los sentidos, de allí que me sorprende siempre y admiro constantemente este pueblo.  En la pintura, para mencionarte algún ejemplo, esos murales de Diego Rivera o los cuadros de Frida Khalo, colocan a México en planos universales. 

En la literatura, tener la dimensión de una obra como la de Sor Juana Inés de la Cruz, Manuel Acuña, Carlos Pellicer, Octavio Paz, José Emilio Pacheco, Eduardo Lizalde, me parece impresionante para una sola nación.  Mira, hay muchos países que no tienen la dimensión de obras como estas, lamentablemente. 

La propia historia de este pueblo, la cultura precolombina que atesora, el modo de hacer la Revolución, y la cercanía que ha tenido siempre con mi patria, me hacen siempre sostener que tengo a esta tierra como mi segunda patria.  Aquí en México tengo grandes amigos y es que ese cariño de la gente es diferente en otras partes del mundo.  He tenido la suerte de visitar a este país como en siete ocasiones y te confieso que siempre descubro cosas nuevas que me llaman la atención, aprendo algo, y siempre me llevo a la casa alguna razón poderosa para volver. 

 

5.       En vista de que fue galardonado con el Premio Internacional de Poesía Manuel Acuña, en su primera edición, nos gustaría que nos comentara, qué opina de los demás ganadores de este premio, y cómo ve el posicionamiento del premio en el panorama Internacional.

 

Coincidí con el ganador de la segunda edición de este Premio, pues con la deferencia del Gobernador de Coahuila, y la secretaría de Cultura de ese Estado, me habían invitado a presentar mi libro Artefactos para dibujar una nereida, y tuve la suerte de estar en la gala para la entrega de su premio.  Muy merecido reconocimiento pues su obra que pude leer por esos días tiene una excelente factura.  Lamentablemente no he podido conocer a otros ganadores, si leí algunos textos del poeta chileno que ganó la última edición y también me sorprendió.   Fue una sorpresa preconcebida pues si el ganador era de Chile, ni hablar, es un poeta bueno.

 

Considero que el premio tiene cada año más solidez y nivel de convocatoria.  El hecho de que se reconozca con el nombre de un poeta de Coahuila pone de manifiesto la intensión de buscar en el patrimonio de una región los valores más perdurables.  Te confieso además que Manuel Acuña no era ningún desconocido pues en el siglo XIX tenía una gran reputación desde temprana edad, por ser un fiel exponente del romanticismo.

 

De allí que el posicionamiento del premio es cada vez más evidente, por lo que felicito siempre a los que han tenido esta idea.  Por otra parte, la poesía es un género que en el mercado no se promociona como debe y afianzar desde este género la necesidad de un premio, con características de este, que ya es parte de la vida cultural no sólo de Coahuila sino de todo México, me parece un acto de fe, un acto de una gran apuesta por los valores que uno encuentra en esa cultura.

 

6.       Cuéntenos un poco de cómo alguien como usted descubrió la poesía, cuáles fueron sus primeras vivencias en el mundo de la Literatura.

 

En 1996, había egresado de la Universidad Central de Las Villas donde estudié Licenciatura en Derecho.  Realmente el ejercicio de la profesión no me cubrió las expectativas que tenía y ya había escrito algunos poemas los que había presentado en ciertos eventos universitarios.

 

Entonces ante lo incierto del futuro y la necesidad de buscarme en medio de un tiempo tan definitorio para mí, encontré la poesía. Quizás, ella me encontró a mí.  Lo cierto es que cuando fallece mi padre al que enterré el mismo día de su cumpleaños, me quedé bien solo y en una casa muy humilde. Recuerdo que me despertaba en las noches y me ponía a leer, también pintaba o escribía alguna cosa.

 

Por otra parte, en 1980 fui seleccionado el mejor lector del área juvenil en la biblioteca de mi ciudad.  Creo que la poesía siempre me cautivó.  Los trabajadores de esa institución se admiraban en tanto solicitaba libros del área de adultos, editados por Letras cubanas y la Casa de las Américas.  Llevaba esos libros a mi escuela y allí me ponía a leer.  Por lo que esa comunicación entre la literatura y mi vida primero se fraguó como escritor y después como creador.

 

Ahora no hay en mi biblioteca libros de Derecho que fueron remplazados por libros de poesía y sobre poesía.  Tengo que darle gracias a Dios por ello. No me arrepiento de dedicarle todo el tiempo a la literatura. 

 

7.       Aquí va una pregunta que creo necesaria para todos los poetas, ¿qué es para usted la poesía?

 

La poesía es una gran sajadura. Hay un acto de liberación que uno necesita para subsistir como cualquier ser humano. La gente necesita, por ejemplo, llorar si está triste y algo le consterna.  Otros prefieren jugar ajedrez o viajar, hay muchos motivos para cambiar la rutina, para escapar de los itinerarios.   La creación te permite una emancipación mayor.  Quizás, fisgonear en lo que no todos pueden ver y uno entonces ayuda a que otros vean. 

 

Sin embargo, uno debe abrirse a ese tiempo que necesita enjuiciar, donde necesita verse reflejado.  De allí que la sajadura puede ser el dolor, el atrevimiento, la puerta para escapar, la liberación de lo que llevas dentro.

 

Por estos días descubrí la poesía de un autor argentino, Vicente Luy.  Él tiene un verso donde dice que la poesía es conflicto y que uno se atiene al conflicto, algo así escribía.  Ciertamente, la poesía es incluso una necesidad de conflicto, de estereotipar una gran ruptura.   Es también un modo de salvarse y ser salvado.  La sajadura está en esa tabla rasa, en ese hedónico instante donde sientes dolor, pero también placer.

 

8.       ¿Qué le dijera usted a manera de consejo a la nueva generación de jóvenes escritores de poesía de México y Cuba?

 

Definitivamente tenemos que leer mucho.  Esto no es un oficio de ganar un premio o lograr una publicación en una editorial reconocida.  Y yo creo en las deudas.  Tenemos una gran deuda todavía, una necesidad de reflejar en nuestra literatura este tiempo y la perspectiva que tenemos hoy es indecible.

Considero que hay que abrirse más al respeto y la solidaridad entre nosotros.  En mi país hay un grupo de poetas, de los que llaman “de la última generación” y no de “última generación…” que se creen que han descubierto el agua tibia y excluyen y cierran filas en determinados espacios.  Yo incluso respeto a esos poetas y hasta leo sus obras editadas, pero hay que pensar más en que uno no tiene la verdad absoluta en las manos, que uno hace su parte.  En la dimensión de Cuba, por ejemplo, imaginar que en unos siglos más la obra de uno se reducirá a la nada, que lo que verdaderamente quedará es que digan … “Sí, este autor es de la patria de Martí, de Heredia, de José Lezama Lima…”

 

Entonces uno tiene que ser más solidario con el prójimo, debe ser un “ser noble” pues esto no es una carrera deportiva.  En la literatura no hay metas, yo no puedo decir que A es mejor que B de la forma que a veces escucho o leo con una tremenda impunidad ante esa inmediatez con que dicen.  Veo con tristeza cuando alguien quiere luchar por cierto reconocimiento o alguien favorece desde una institución de la cultura a un grupo de poetas, que son lindos, jóvenes y con deseos de triunfar…”  Y lo más triste del asunto que lo hacen en Cuba con el dinero del pueblo también, que ese no cae de otro lugar.  Pienso que esas instituciones deben meterse más dentro de las convocatorias para evitar ciertos trapicheos, ciertas cosas que están pasando para que todo sea más transparente, ustedes por ejemplo tienen aquí la participación de notarios públicos en la custodia de las plicas o en el momento del debate del jurado para dar fe de que todo sea acorde a las bases del evento.

 

Entonces yo creo que hay que decirle a esas “generaciones… (léase, si el término con el fin de la modernidad pudiera ser adecuado), que la literatura es un acto de extrema sinceridad no sólo con uno sino también con el que pueda leer tu obra. Ese lector merece todo el respeto y la mayor admiración.  Esto pudiera ser lo más importante como presupuesto estético.

 

9.       Y una última pregunta ¿qué es lo que Luis Manuel Pérez Boitel desea lograr con su poesía? (ya sea en el mundo, de forma individual, o trabajando de forma conjunta con la sociedad)

 

Creo que la poesía es un modo hermoso de acercarse al ser humano, pues no somos de otro planeta.  Que la gente vea que también tenemos nuestras carencias, que no somos entes perfectos.   De allí mi apuesta y el deseo de que puedan buscar en mi poesía ese complemento que el receptor de mi obra pueda reconocer como propio, que a veces estamos tan cerca, pero distantes y que en otros momentos estamos tan distantes, pero tan cerca que tal parece todo un absurdo.

 

Hace unos años en Guatemala, se me acercó una señora y me preguntó que si eso era un poema lo que había leído.  Yo había compartido en ese momento un poema que le dedico a mi padre.   Entonces ella me tomó las manos y llorando me besaba las mismas pues decía que nunca había escuchado algo así, me dijo que cuidara las manos y que ella no sabía nada de literatura porque no sabía leer pero que le había hecho recordar a su padre y que se sentía feliz de haberme escuchado. 

 

Eso fue una gran experiencia.  En otra ocasión llegué a la casa de la cultura de la ciudad donde vivo y un niño recitó un fragmento de un poema mío.  Me emocioné mucho y son momentos que he querido compartir con ustedes.  Yo, que sólo quisiera lograr con mi poesía un dibujo - siempre será algo inacabado-  de mi vida que pudiera parecerse a ti y a todos los que puedan leer mi obra.  Si eso sucede me sentiré agradecido.

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuatro Poemas de Luis Manuel Pérez Boitel

 

 

 

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

10

hay quién se despide en la arena y deja en la arena

un nombre como si fuera este un acto de fe,

de búsqueda de otras palabras que están

en ese mismo lugar, pero en otro instante.

vamos a retirar –ahora sobre la arena–

la alianza de los cuerpos. los adagios

para fundar la ciudad, el confín.

/ escucho los estertores del país. en tales debatimientos

la sombra nos cobija del invierno.

inigualable es la ciudad para ti, la desazón,

la gloria circundante.

afuera llueve, y tal parece el paso de la Erineas

lo alegórico a todo lo circundante.

 

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

 

no dudes de los cuerpos.

la vanidad de los que se alejan

es un misterio. daría lo mismo verlos pasar y creer

que han colocado un árbol de navidad diferente. aquí,

la madrugada me reconoce y me olvida a la vez, me traiciona,

estoy tan distante de ese mare nostrum

que imposible pueden ser estos días

cuando la lluvia hace un raro divertimento sobre la tierra.

/la tierra de la isla que ahora yo desdibujo

como si fuera posible adivinar desde la casa

el aire verdadero, un Paris diferente sin arbolitos de navidad

y la gente que se aleja, q u e c o n s t a n t e m e n t e s e a l e j a .

 

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

 

en la hora cero

los sirgadores llegan por donde arremolina el invierno las hojas del traspatio.

mi padre, pudiera ser que no estuviera en la casa, que no estuviera en estas

profecías, que en el aceite la luz zigzagueante ya desdibuje los lugares de

rara apariencia que se escapan del poema mismo, como se escapan las

aguas del país. el agua matinal. el agua que nunca podrá ser descubierta

por los escanciadores. bajo los tordos, efímeras moradas, aferrados

a las cabalgatas los que llegaron hasta aquí hablan de un paisaje con

ciertas limitaciones, con ciertas pertenencias, pero no logran descifrar el

horizonte verdadero, el recodo preciso donde Eida descubría un silencio

inusual que se repetía en los arces y ya en el atardecer, entre dos luces,

se hacía palpable a los ojos del que llega. mi padre, pudiera ser que no

estuviera en la casa, que no estuviera en estas profecías. pero el agua

hizo el país, llegó a mis pies como si fuera un país en el despertar de un

país, en su hora cero.

 

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

 

nadie soy

bajo el conjuro de la casa / la mala vida esta / donde dispuesto quedo

a negar toda palabra a favor de la ciudad /

mientras escribo sobre el cuerpo de nadie / la sed

que imponen los órficos amaneceres / como viaje

de Ulises ante la desidia / el inequívoco rumor que me hace

perder la fe / alejarme del que fui ayer /

líbrame / oh tiempo de esos augurios / sálvame

de estas naves definitivamente / las ausencias

otras / y en estos escritos / bajo el cuerpo incestuoso / en su hora

cero / hazme alguien de bien / pero déjame tiempo mío / déjame

llevar unas cuantas palabras a ese desierto

que resulta la noche

 

 

 

 

 

 

 

Todos los poemas son tomados del libro Hay quien se despide en la arena que obtuvo el Premio Iberoamericano de Poesía Juegos Florales de Tegucigalpa 2010.

 

Luis Manuel Pérez Boitel (Remedios, Villa Clara, 1969). Ha merecido distinciones como el Premio Casa de las Américas 2002; Premio de los Juegos Florales de Tegucigalpa 2010; Premio Internacional de “Poesía Nosside Caribe en Italia”, 2004 Premio Internacional de poesía Bambamarca de la Tierra 2010, Venezuela, y el  Premio Internacional de Poesía en Lengua Española Manuel Acuña 2013, por Artefactos para dibujar una nereida.

 

Ha publicado diversos poemarios dentro de los que se destacan; Unidos por el agua (1998); Bajo el signo del otro (2000); Los inciertos dominios del escriba (2001); Oración del inquilino (2002); Aún nos pertenece el otoño (2002); Para no quedar en el andén (2003); Ciudades del invierno (2005); Antes que la noche acabe. Antología personal (2005). Premio Internacional de Poesía en Lengua Española Manuel Acuña (2013) entre otros.

 

Ha colaborado con importantes publicaciones de Cuba, México, Estados Unidos, España, Puerto Rico y Brasil, como: La Letra del Escriba y El Caimán Barbudo. Su obra ha sido incluida en varias antologías y ha recibido numerosos galardones. Ha impartido recitales de poesía y conferencias sobre poesía cubana en la Ciudad de México, Monterrey, y Coahuila.

 

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