top of page

Entrevista y poemas de Samuel Bossini.

"Poesía [...] ese viento extraño que solo pasa próximo a aquellos que son capaces de construír su casa dentro del fuego."

La poesía de Samuel Bossini (Santiago del Estero, 1957), es sin duda, una manifestación subconsciente de la imposibilidad del decir de la palabra, es en sí la búsqueda del proceso en el que se libera a la palabra de su represión, cautivando claro, de alguna forma extraña al lector. En su trabajo, el poeta explora la imposibilidad del decir tanto visual como connotativo, y siempre afirma a la poesía como el perfume, el cisne que se regocija en escapar, y al oficio del poeta se refiere, como decía Rimbaud, como aquel que siente la belleza amarga en sus rodillas, o  aquel que construye su casa ingenuamente dentro del fuego.

 

Presentamos a continuación, una entrevista realizada al poeta el mes de abril 2016, seguida por una selección de cuatro de sus poemas.

 

 

 

1.- ¿Nos podría decir desde qué edad escribe, y algunas experiencias que lo han marcado como escritor durante los años?

 

Yo fumaba mucho. Unos 4 atados diarios. Cuando alguien me preguntaba si fumaba mucho, yo respondía: no sé si mucho o poco; fumo siempre. Y lo mismo puedo decir de la escritura. Desde siempre. En un comienzo de una manera intuitiva y espontánea. Algo común en los inicios. Con los años y el aporte de lecturas y encuentros con poetas importantes, la poesía fue puliéndose. Entendiendo que nada me daría lo que la poesía me daba y que nadie me quitaría tanto, como la poesía me quitaba.

La gran experiencia es vivir, y en ese vivir darnos de narices contra los grandes libros que seguimos y nos siguen el resto de nuestras vidas. La experiencia es algo que se suma en nosotros y queda trabajando en nuestra sensibilidad por su cuenta. Algo que sigue trabajando aunque no estemos ahí. Y desde ese libre albedrío de la experiencia y las lecturas capitales, se va construyendo una voz poética. Si no logramos que se aúnen con claridad las tres: vida, lecturas y experiencia, la voz no encuentra su sitio. Sin voz propia, la poesía se mueve sin estar parada en ninguna parte. La poesía queda tan sólo juntando palabras. Y lejos está, de que la buena poesía se haga con palabras.

 

2.- Hemos notado que también dibuja y pinta, tiene inclinaciones por el arte visual, ¿nos podría decir desde cuando realiza estas actividades, y cuál es su propuesta en el campo de las artes visuales?

 

Pinto y dibujo de niño.

Entiendo que la pintura es el campo donde la poesía se instala con mayor comodidad. El color y la línea son menos incómodos que la Palabra. La Palabra nunca termina de decir. Se mueve con soltura en su ambigüedad. Atrapar la Palabra en el poema es como nadar con la boca abierta en una piscina vacía. El color genera una forma. Una forma que puede ser imprecisa, pero que de alguna manera nos conduce y nos adentra en un mundo mudo, pero pleno de sugerencias. Quiero de la pintura lo que la Palabra me niega. Ese mundo donde las cosas toman forma. O como diría Cirlot: Lo propio del simbolismo es tender puentes verticales. Lo propio de la pintura es posible que también sea eso.

 

Matisse dijo en algún lado: Cuando pongo verde, no es hierba; cuando pongo azul, no es el cielo. Y ese es el lugar donde se produce el encuentro entre poesía y pintura. Una zona donde el poder construir una realidad diferente, da al artista su profunda Luz. Trabajo con la misma intensidad que lo hago con un texto. Sólo que en la pintura me sumerjo a fondo con el primer encuentro. Lo que los antiguos pintores llamaban la pincelada simple. Dejo que ella vaya conduciendo y dejo que navegue dejando ver, en lo que queremos ver.

 

Ahora va una pregunta que por excelencia se le debe hacer a cada poeta, díganos por favor,

3. ¿qué es para usted la poesía?

 

Me he pasado la vida y creo que continuaré pensándolo el resto de mi vida, sin saberlo. Sólo tengo una referencia aproximada cuando Rimbaud dijo que sentó a la Belleza en sus rodillas y la encontró amarga. Definir a la poesía es estar tocando los pies de la Diosa Blanca. Es tener al cisne agarrado del cuello. Definir la poesía es acabar amargo y quedar con las rodillas vacías. Vivimos corriendo tras el cisne y el cisne se regocija en escapar del poeta. Un poeta surrealista y crítico de poesía, llamado Aldo Pelegrini, decía que: La poesía quiere decir con palabras, lo que las palabras no pueden decir. Nada más acertado. Decir en poesía es no haber dicho. Es no dejar que el arma más valiosa de poesía, que es el Silencio, diga. En poesía se dice con el Silencio. Es él que empuja al poema a trabajarse en el Aire. Poesía es posible que sea, también, ese viento extraño que sólo pasa próximo a aquellos que son capaces de construir su casa dentro del fuego.

 

Dentro del gran número de escritores qué hay actualmente en el mundo,

4.- ¿Nos podría hablar, por favor,  de su propuesta artística en cuanto a la poesía?

 

No es diferente a la pintura. Sólo, que el color, me es más amigable que la Palabra. Baudelaire decía que quería ver un bosque con árboles violetas y un cielo rojo, porque la naturaleza no tiene imaginación. Y no deja de ser una propuesta para trabajar en arte. No es otra cosa que la propuesta de todo poeta: la de construir su mundo, su voz. Transitar el incierto camino que existe entre lo que somos, lo que nos pasa y esa parte, que llevamos dentro, y nada sabemos. Partimos ignorando cuál es la ruta. Eliot escribió: no feliz viaje, sino adelante viajero. Y la propuesta es transitar el viaje. Ir delante del viento. Intentar golpear cada parte de lo que está edificado lo impreciso y lo improbable. Hacernos de esa parte propia que pugna por salir y se niega hacerlo en palabras, en colores. Debemos buscar nuestra parte con la boca abierta y los brazos en alto. Escribir un poema, pintar un cuadro, es dar vida a una flor que estará incómoda en un jardín, porque su lugar es en el Aire. La poesía está plantada en el Aire. Su perfume es el poema.

5.- Si usted tuviera que escoger 3 palabras para definir su poesía, ¿cuáles serían?

Tres palabras son muchas. Diría afán de construcción. Intención deliberada de lo que se debe salvar siempre: el fuego. Llegar a decir, como Lautrec, al final de su vida: ¡por fin!, ya no sé dibujar. Lo cual me hará parafrasearlo diciendo al final de mi vida que, al fin, no sé escribir poemas. O tratar de volver a escribir con la misma ingenuidad de los comienzos. La tercera palabra sería: ingenuidad. Las tres palabras son: Construcción, fuego e ingenuidad.

 

6.- ¿Qué nos puede decir del panorama poético en Argentina actualmente, qué hay que leer en la nueva poesía Argentina?

 

El panorama es bueno. No sólo en Buenos Aires. En el interior de mi país hay poetas maravillosos. Podría nombra a José Leite, Marisa Kusanovic, Juan Carlos Moisés, Alberto Fritz, Teuco Castilla, Alberto Tasso, Rogelio Ramón Signes, Marcelo Leite, Orlando Van Bredam y podría seguir.

Perdonen que no les mencione poetas jóvenes, es que como nos decía Roberto Juarróz, cuando éramos nosotros muy jóvenes, que poesía se escribe después de los 25 años. Y lleva verdad la cosa. Inclusive, antes, nadie pensaba que podía escribir nada digno antes de los 40 años. Hoy en día, con 20 años coordinan un taller. Sólo teníamos en la cabeza el formarnos.

 

7.- Háblenos un poco, por favor,  de su libro Mundo Natural.

 

Es tan difícil. Resulta similar a los que leen las cartas de Tarot: pueden muy bien leérselas a los demás y difícilmente a ellos. Sólo decirles que tardé 18 años en escribir Mundo Natural. Tuve que parar, porque luego de publicar tres libros, sentí una profunda frustración. No reconocía mi voz. No estaba yo ni mi idea de trabajo, en los resultados finales. Y me encerré a trabajar, a pulir. Volví a leer a los poetas que admiraba y sumé a otros poetas. Volvía a intentar regresar a andar el camino, pero con otros zapatos. Decir que Mundo Natural es un libro de poemas que partía, creo yo, de la realidad de que no existen nuevas verdades. Que ni siquiera existen verdades, al menos en poesía. Existen tanteos a ciegas en un cuarto muy amplio y que cada poeta amuebla como quiere. Mundo Natural, por medios muy simples, intenta desde la prosa poética, abrazar aquello que está lejos de ser un llegar a algún lado. Es estar inmerso en una eterna partida. Partir siempre. No buscar llegar. Que la poesía puede ser un trabajo lento y fatigoso. Que acabamos nuestras vidas poéticas con un manojo que no serán más de 10 poemas que valgan tanta pena y trabajo. Trabajo para escribir esos 10 poemas. Me iré de este mundo ignorando si lo he logrado. Pero siguiendo esas palabras de Matisse: la exactitud no es verdad. Y que hay tantas verdades como poetas.

 

Mundo Natural no es más que un grano de arena que intenta habitar el gran médano que es la poesía. El gran médano blanco. Creo que era Octavio Paz quien decía: que el mundo nace cuando dos se besan. Yo intenté dar vida a un mundo, pero hay días (y son casi todos los días), que no sé muy bien qué besan esas prosas poéticas de Mundo Natural. Pero es posible que algo rocen. Que alguien me cuente qué es.

Con cada libro de poemas que concluimos, inmediatamente dejamos de ser eso. Y partimos a los próximos poemas. Intentando explicarnos lo que no pudimos hacer en los anteriores poemas. Intento vivir en el poema y dejar vivir al poema.

 

 

Cuatro Poemas de Samuel Bossini

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Carta de despedida de un enamorado

Nada hay Amor. Nada. Ni brazos emergiendo de los bosques con dedos inclinados. Nada Amor mío. Ya nadie recuesta el Alma sobre aquel árbol que se curva sobre Agua pura y abundante. Nada hay Amor. Los cuerpos buscan un espacio donde correr de una punta a otra sin acabar como hormigas nerviosas dentro de un vaso. Unos sonidos de tijeras anuncian la levedad. ¿Quiénes se aman? ¿Podemos sentir el roce de sus labios como el Ala de una avispa? ¿Cómo Amar sin sentirse frente a un espejo construyendo un rostro? Nada Amor. Ni el ademán de leer las huellas de los rostros grabados en la almohada. Las manos pueden cerrarse y conservar un eco para luego liberarlo en un cuarto de baño. Todos somos ojos de una misma cabeza. Nada hay Amor. Puede verse con claridad cuando intentas en mitad de la Noche rehacer nuestros fantasmas famélicos y heridos. Suavemente el Cielo cambia sobre nuestras cabezas y nos hace danzar frenéticos sobre nuestros pies de toros y decir: nada hay Amor, sólo sea nuestro desvalido apego por matar y devorar la presa.

 

 

 

***

 

 

Arte poética I

Hacer una pregunta. Callar. Si se nos hecha encima un viento, disfrutarlo. Repetir la Pregunta. Llevar dos monedas en las manos y jugar con ellas. Preferentemente hacer puntería desde cien metros para derribar el cuello de un Cisne. Insistir con la Pregunta. Buscar la calle que nos aleje del laberinto y otra que nos introduzca. Detenernos. Mirar atrás, nunca a los costados. Ver y perderse. La acción y el Amor definen el camino. Ver lo mismo dos veces, es ver dos cosas. Olvidamos la pregunta. No hacemos otra. Olvidar la pregunta es la respuesta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por no tener las manos unidas, ambos enamorados tomaron la decisión de combatir lo avaro, lo miserable oculto bajo las uñas. Pensaron en una hoguera de hebras, de leños atizados con éter. Partir lejos del terco revés de cada trama, del cruel león que luego de rugir, se convierte en avispa. Ambos enamorados retornan al servicio de sus propias fantasías y miedos. Fantasean con un tren que los conduzca de Patagonia a Alejandría. ¿A los humanos? Una profunda Indiferencia. Tardes en que el Cuerpo olvida y construye, con su angustia y su orgullo, un falso reposo.

 

 

***

 

 

Hay seres que nada los asombra. Como si arrastraran una memoria de otra vida. Peor aún. Otros logran alejarse de sus vidas unas horas sin saberlo. Regresan con un recuerdo borroso de lo visto. Ellos son los sensibles. Con el tiempo se transmutan en locos o deambuladores que alimentan ocas salvajes en un cuarto de pensión. Fijan sus ojos en una página en blanco, convencidos de vislumbrar ese futuro ya percibido. A este oficio o riesgo fallido se lo conoce con el nombre de Poesía.

 

 

 

 

 

 

 

Nota: Todas las imágenes son propiedad de Samuel Bossini.

 

Samuel Bossini (Santiago del Estero, 1957). Vive en C.A.B.A. Publicó con el seudónimo Pablo Narral los poemarios: El sonido y la furia (1981), Para una fiesta nocturna(1983) y Oscura tierra (1991). Publicó su poemario El libro Mundo Natural el año 2012 en Ediciones Malvario, Buenos Aires. Residió desde 1983 hasta 1989 en Europa (España, Italia, Francia y Portugal). Poemas y textos fueron publicados en diarios y revistas de Argentina, Chile, Uruguay, México, España, EE.UU. y Ecuador. Desde 2002 dirigeMalvario, revista de litaratura y arte. Su poesía está incluida en el libro 200 años de poesía argentina, editado por Alfaguara y compilado por Jorge Monteleone.

 

Para leer su poemario Mundo Natural, sírvase hacer click en el siguiente Link:

 

 

https://issuu.com/fellini2012/docs/mundo_natural_samuel_bossini

 

Para ver las pinturas de Samuel Bossini le invitamos a visitar nuestra galería.

 

 

 

bottom of page